A través del Graphyto podemos describir el movimiento de la energía vital, relevar su congestión y desbloquear su flujo tanto en el aspecto físico, como emotivo, mental y espiritual de la persona a tratar, para que el propio principio vital pueda reordenarse naturalmente.
Requiere conexión cielo y tierra porque los intermediarios somos nosotros y 3 sencillos elementos: superficie, lápiz y goma de borrar.
El dibujo se convierte en un campo terapéutico activo, concretando en la superficie un mapa de trabajo descriptivo y operativo mediante la transmisión de la imagen. De ésta misma manera, podremos actuar su posterior tratamiento a distancia.
A través del grafeno, un material de alta conductividad, hacemos visible lo invisible.
El movimiento que realiza el Graphyto nos recuerda con su trazo a los aparatos medidores de frecuencias, como un “Grafitograma”.